La inclusión de los sectores históricamente subrepresentados de la política es de vital importancia para una mayor participación y representación de los deseos y demandas ciudadanas en un sistema democrático. Algunos de los instrumentos legales más comunes para incluir a estos grupos son las medidas de acción afirmativa y del principio de paridad, las cuales pueden ser definidas como mecanismos que parten de la premisa de que las relaciones desiguales existentes en las sociedades inciden también en el sistema político. Esto produce que no todas las personas puedan competir en las mismas condiciones para hacer efectivo su derecho a ser elegido o elegida.
El objetivo de las medidas de acción afirmativa, como las cuotas que obligan a ubicar mujeres en el registro de candidaturas, es contrarrestar estos sesgos para asegurar o acelerar el acceso a cargos de decisión política de grupos marginados políticamente. De esta manera, las cuotas ayudan a promover una equidad mínima en el acceso a la competencia entre aquellos que compiten según sea el tipo de cuota (hombres y mujeres, jóvenes y población nativa). El presente post realiza un análisis en específico sobre la cuota de género y el impacto que esta medida ha tenido en la representación de la mujer en la política peruana a nivel nacional (parlamentario) y subnacional. Asimismo, los resultados servirán para cuestionar su efectividad y proponer medidas de reforma como la alternancia y paridad.
Actualmente, Perú no cuenta con mujeres gobernadoras y solo 7 de 196 alcaldes provinciales y 83 de 1666 alcaldes distritales son del sexo femenino.
El diseño electoral de género en el registro de candidaturas en Perú
En el Perú, la introducción de las cuotas en el registro de las candidaturas al Congreso se produjo de manera tardía si se compara al país con otros de la región. En 1997, se proclamaría la Ley Nº 26859, Ley Orgánica de Elecciones que en su artículo 116 establecía un mínimo de 25% de mujeres o varones en las candidaturas al Congreso de la República. Sin embargo, con una modificatoria del 2000, este porcentaje fue elevado al 30%.
La incorporación de la cuota en el registro de candidaturas tuvo como consecuencia una mayor participación de la mujer en política. Sin embargo, a pesar de esta aparente mejora, las mujeres aún no representan la proporción real que estas constituyen en la población electoral peruana. En las elecciones parlamentarias del 2006, 2011 y 2016, las mujeres eran el 49.85%, 50.19% y 50.38% del total de votantes respectivamente. En estos mismos años, las legisladoras solo representaron el 29.16% (2006), 21.54% (2011) y 27.69% (2016) del total de congresistas. La presencia de la mujer en el Congreso de la República peruano ni siquiera alcanza el porcentaje que establece la cuota (30%).
Número de parlamentarios electos entre 1956-2016 según sexo
Fuente: INFOgob-Observatorio para la gobernabilidad; CC: Congreso Constituyente
La baja representación en el Legislativo no es el único problema que enfrentan las mujeres peruanas cuando quieren hacer política. La presentación de las listas legislativas obedece a un formato de lista cerrada y bloqueada, sin contemplación a la alternancia. En consecuencia, el partido político es el que establece el orden en el que se ubican las candidaturas. Un análisis de los puestos ocupados por mujeres en las listas presentadas a las tres últimas elecciones parlamentarias muestra que más del 70% son ubicadas en los tercios medio e inferiores y un 41% son las que terminan con los últimos números de la lista. Este hecho afecta de manera considerable la presencia femenina en el Congreso pues los últimos números de la lista son los que tienen una menor posibilidad de ser elegidos. El siguiente gráfico ilustra en detalle lo señalado:
Posición de las candidaturas femeninas en listas parlamentarias. Elecciones 2006, 2011 y 2016.
Fuente: INFOgob-Observatorio para la gobernabilidad
Más del 70% de las candidatas se ubican en los tercios medio e inferiores de las listas de candidat@s que presentan los partidos, y 41% terminan en las últimas posiciones
Y es que, el voto preferencial aplicado en las elecciones parlamentarias peruanas afecta en gran medida a la elección de mujeres. Investigaciones sobre el tópico demuestran cómo las candidaturas femeninas se ven favorecidas con la implementación de listas cerradas y medidas de acción afirmativa como las cuotas de género con mandato de posición. Mientras que el voto preferencial, que brinda la opción al elector de elegir a su candidato, ponen a las mujeres en desventaja. Esto último se debe a una combinación de factores que van desde el débil diseño electoral de género hasta variables sociales como el machismo, estereotipos y discriminación.
Del mismo modo que en la política nacional, a nivel estatal y local las mujeres enfrentan barreras partidistas cuando desean acceder a un cargo. En el Perú, las cuotas electorales del nivel subnacional se establecieron con el artículo 10 de la Ley Nº 26864, Ley de Elecciones Municipales de 1997 y el artículo 12 de la Ley Nº 27683, Ley de Elecciones Regionales de 2000. El porcentaje contemplado por la cuota ha sufrido relativas modificaciones. Mientras la Ley de Elecciones Regionales se ha mantenido sin cambios con un mínimo de 30% de mujeres o varones en la conformación de las listas; las Elecciones Municipales, que incluyen a las provincias y distritos, la pasaron inicialmente de 25% de mujeres o varones a un mínimo al 30% en 2006.
Los datos recolectados en las últimas cinco elecciones regionales y municipales (2002, 2006, 2010, 2014 y 2018) demuestran ciertos avances en la participación femenina. Las candidaturas de mujeres han pasado de representar el 35.56% en el 2002 a un 37.81% en el 2018; en su pico más alto, en el 2014, las candidatas femeninas alcanzaron un 39.78% del total. Estas cifras son resultado de la obligatoriedad de implementación de la cuota de género en el registro de candidaturas.
Sin embargo, esta mejora en la representación descriptiva legislativa subnacional no se traduce en cargos en donde la mujer pueda ejercer protagonismo político. Nuevamente, las candidatas femeninas dentro de un partido político u movimiento regional son incluidas en las listas para cumplir con la cuota y no como lideresas políticas. Así, disponiendo del ordenamiento de las listas, a las mujeres se les asigna los últimos puestos y su presencia como cabezas de listas es casi inexistente.
Las mujeres representan sólo entre 6% y 8% del total de candidaturas a gobernador regional, alcalde provincial y alcalde distrital. El porcentaje de mujeres electas es mucho menor: alrededor de 3%
Los datos evidencian cómo las mujeres están casi ausentes de los verdaderos puestos de poder en la política subnacional (gubernaturas y alcaldías). A nivel de candidaturas, las mujeres representan un 6.23%, 7.60% y 6.96% del total de candidaturas a gobernador (presidente) regional, alcalde provincial y alcalde distrital. El número de mujeres electas es mucho menor con un 3.20%, 3.12% y 3.48% en los cargos ya señalados. Para poder ilustrar este enunciado, el siguiente gráfico compara las cifras entre el número de candidaturas para gubernaturas y alcaldías así como el número de electos según sexo.
Candidatos y autoridades electas a alcaldías y gubernaturas según sexo en el periodo (2002-2018).
Fuente: INFOgob-Observatorio para la gobernabilidad
A pesar de que el porcentaje de participación y mujeres electas ha crecido, este solo lo ha hecho en cargos legislativos subnacionales como las consejerías regionales y regidurías provinciales y distritales. Estos puestos, aunque importantes, son menores en la determinación de la política y administración pública subnacional. En la actualidad, las cifras de representantes femeninas, resultado de las Elecciones Regionales y Municipales 2018, dejan un balance poco optimista. En este momento, Perú no cuenta con mujeres gobernadoras (los 25 gobernadores son varones) y solo 7 de 196 alcaldes provinciales y 83 de 1666 alcaldes distritales son del sexo femenino. Estos datos, en un país en donde las mujeres representan cerca del 50% del padrón electoral, demuestran la poca presencia de este sector en la política local.
¿Qué sigue?
Los resultados evidencian no solo una baja representación sino también una exclusión selectiva a las mujeres en la política. Los mismos partidos, que juegan un rol clave para la inducción y participación de mujeres, deliberadamente las apartan del juego político. No obstante, la estrategia de marginar a la mujer a los últimos puestos de la lista o a cargos sin importancia no es la única utilizada. En muchos casos, el machismo y la violencia política en razón de género también son herramientas para apartarlas de sus cargos. Evidencia de ello es el caso de Rita Suaña, alcaldesa del centro poblado menor de Los Uros, que denunciaba cómo las protestas contra ella se vinculaban más con el hecho de ser mujer que con su gestión. Los comentarios eran claros: “¡Qué van a decir los demás pueblos! ¿Que una mujer nos manda?”. Esta campaña de violencia política en razón de género escaló al punto de encerrar a la alcaldesa en el municipio exigiendo su renuncia.
La hostilidad hacia las campañas de candidatas mujeres no es, lamentablemente, un evento extraordinario. De la misma manera que en el caso de Rita Suaña, muchas mujeres son inhibidas de entrar en la política debido a la discriminación y el machismo. Las barreras que enfrentan las mujeres no se limitan a las candidaturas sino también a la proporción de financiamiento que reciben, los espacios en los medios de comunicación de masas y demás actividades en las cuales las candidatas no gozan del mismo trato que sus pares varones. Los partidos políticos son actores clave para preservar la participación femenina con la creación de programas de formación, capacitación e incluso el financiamiento específico para promover a las mujeres en la política. Todas estas acciones ayudan a cerrar la brecha de género en el Parlamento y en las instituciones del ámbito subnacional.
Los resultados de las últimas elecciones peruanas y el análisis de la presencia femenina en el Parlamento y la política subnacional demuestran que las cuotas per se no garantizan la representación política de las mujeres y que urge caminar hacia reformas electorales que incluyan paridad y alternancia para el acceso a los cargos. Precisamente cuando el país se encuentra inmerso en un nuevo proceso de reforma electoral, se ve obligado a atender y equilibrar la presencia entre ambos géneros en el acceso al poder. La alternancia y la paridad se presentan como las mejores alternativas para obtener una representación más igualitaria entre hombres y mujeres en las instituciones políticas del Perú.