En el contexto de una presumible reforma electoral encabezada por la fracción de morena, la elección federal de 2018 dejó lecciones de importancia a considerar, para hacer del actual sistema de votación un esquema más austero y preciso en el procesamiento de la información. Basta imaginar lo costoso, difícil y engorroso que supone imprimir y contar manualmente, las boletas emitidas para un electorado cercano a los 90 millones. La carga ecológica, monetaria y horas de trabajo que implica el voto físico, pueden subsanarse considerablemente con una cuenta pendiente a nuestro sistema electoral: el voto electrónico.
Pionero en el modelo de voto electrónico, el Instituto Electoral de Coahuila (IEC) ha propuesto una iniciativa de ley al artículo 215 de su Código Electoral, para garantizar la secrecía del voto por medios electrónicos o digitales. De aprobarse la medida, se contribuye al cuidado del medio ambiente (al no talarse 645 árboles por elección) y a una votación más ágil y sin errores en el escrutinio y cómputo de los sufragios. Para mostrar entonces el presumible beneficio de la urna electrónica, aquí se muestran dos sesgos estadísticos y uno económico, que ayudan a justificar el uso de un sistema parcial o totalmente automatizado.
Actas con inconsistencias
Tomando en cuenta que el voto electrónico funciona como una pantalla de cajero que muestra el nombre e imagen de los partidos políticos, partidos coaligados y candidatos independientes, el total de votos emitidos en la urna electrónica son votos válidos, es decir, votos sin inconsistencias: legible, con dato, etc. Consecuentemente, al no existir más de una forma valida de manifestar el sufragio, las actas de casilla son también actas sin inconsistencias, y el escrutinio y cómputo de la votación se hace más rápido. La figura 1 ilustra el sesgo de actas con y sin inconsistencias para la elección presidencial de 2018.
Figura 1. Actas PREP
Fuente: elaboración propia con datos del INE.
El lento procesamiento de las actas con inconsistencias se relaciona con las tareas adicionales que generan a escrutadores y capturistas la interpretación y validación de los errores.
Distinguiendo entre el total de actas PREP con inconsistencias y sin ellas, en promedio la segunda se capturó a las 6 a.m. del 2 de julio (línea azul), y la primera tres horas y media después (línea roja). El lento procesamiento de las actas con inconsistencias se relaciona directamente con las tareas adicionales que generan a escrutadores y capturistas la interpretación y validación de los errores. En un escenario de voto electrónico, además de obtenerse automáticamente el resultado de la votación, se hace imposible anular una casilla por embarazo de urna, esto es, que la votación efectiva exceda la lista nominal.
PREP casilla
Para disminuir el tiempo de traslado de los paquetes electorales y actas PREP a sus respectivas juntas distritales (300 en todo el país), el año pasado se utilizó por vez primera (a nivel federal) la aplicación PREP casilla. De acuerdo con su funcionamiento, esta app de teléfono celular digitaliza el acta de votación desde la casilla, para mandarla electrónicamente a los Centro de Acopio y Transmisión de Datos (CATD). Lo benéfico de esta innovación es que permite recibir y capturar la información de las actas en un menor tiempo, si se le compara con el acopio tradicional de los paquetes electorales (figura 2).
Figura 2. PREP casilla
Fuente: elaboración propia con datos del INE.
Mientras que con PREP casilla los datos de la votación se capturaron en promedio a la 1:30 a.m. del 2 de julio (línea azul), un acta sin PREP casilla hace lo propio siete horas después (línea roja). El evidente beneficio por utilizar esta aplicación puede combinarse con la implementación del voto electrónico, y así disminuir tanto el tiempo de escrutinio como de traslado. En este sentido, la unión de ambas herramientas tiene la capacidad de obtener un porcentaje de la votación total de tal magnitud, que no sea necesario recurrir a otro mecanismo para validar la elección (lo que nos lleva al tercer y último sesgo).
Unificación de instrumentos
En la actualidad el Instituto Nacional Electoral (INE) cuenta con tres instrumentos de carácter cuantitativo que garantizan la seguridad en los diversos tipos de elección: conteo rápido, Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y cómputos distritales (cuadro 1). Por su naturaleza, únicamente los cómputos distritales arrojan resultados legalmente vinculantes el miércoles después de la elección, al abrirse los paquetes electorales frente a los representantes de los partidos políticos y candidatos independientes. De implementarse el voto electrónico, el sistema PREP y paquetes computados pueden conjugarse en un solo instrumento, y dar resultados legalmente oficiales el día de la elección.
Cuadro 1
Candidatos |
Conteo Rápido |
PREP |
Cómputos Distritales |
Ricardo Anaya Cortés |
22.1% – 22.8% |
22.50% |
22.28% |
José Antonio Meade Kuribreña |
15.7% – 16.3% |
16.40% |
16.41% |
Andrés Manuel López Obrador |
53.0% – 53.8% |
52.96% |
53.19% |
Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón |
5.3% – 5.5% |
5.14% |
5.23% |
Fuente: elaboración propia con datos del INE.
En cuanto al conteo rápido, la confiabilidad de sus resultados reside en que a partir de una muestra de casillas de aproximadamente el 5%, se obtiene una tendencia de la votación total pocas horas después del cierre de casillas. Si al voto electrónico se le suma la aplicación PREP casilla, en cierto momento el agregado de la votación es propenso a alcanzar tal cantidad de sufragios, que tampoco sea necesario recurrir al conteo rápido. Por consiguiente, la eminente inversión en el voto electrónico y PREP casilla, abre un sesgo económico en las arcas del INE que gradualmente puede compensarse con la unificación de sus tres instrumentos.
Comentario final
Un año después del proceso electoral más grande, fiscalizado y vigilado en la historia reciente de nuestra democracia, vale la pena preguntarse el día de hoy para qué una nueva reforma electoral. ¿Qué se busca cambiar con ella? ¿Qué hay de malo con la reforma actual? En un discurso de austeridad republicana que lo justifica todo y en donde cabe todo, por qué poner en riesgo un sistema electoral que durante los últimos tres comicios presidenciales le han alzado la mano a un candidato venido de la oposición.
De 2018 sabemos que pese a lo barroco y costoso de nuestro esquema democrático, el sistema electoral funciona y funciona bien. En este sentido, si algo debe de cambiarse en la forma en que elegimos a nuestros representantes, debe ser en la sencillez y prontitud de la obtención de los resultados, y no en la centralización a rajatablas del poder electoral. Siendo una medida de mediano y largo plazo, el voto electrónico se presenta como una alternativa que da certeza y ahorro presupuestal, a un gobierno que tanto ha apelado por el buen funcionamiento de los órganos autónomos.