El avance de los movimientos feministas y el ascenso de los populismos en la región genera fenómenos contradictorios: populismos de izquierda que asumen discursos maternalizantes y populismos de derecha que se reivindican como “el verdadero” feminismo.
Movilización feminista y polarización social en Sudamérica
La irrupción de la movilización feminista en la discusión política latinoamericana ha sido una de las grandes innovaciones en la esfera política latinoamericana reciente. El avance de los movimientos por la emancipación de las mujeres, su masividad y el acompañamiento de la sociedad actual dan cuenta de un proceso histórico que irrumpe en todos los niveles de la vida política. Los movimientos de mujeres demandan derechos civiles, políticos y sociales bajo una agenda que puede denominarse la igualdad de género. Sin embargo, no hay un feminismo, sino feminismos, que actúan de manera multiforme y descentrada.
Sin embargo, aunque en las últimas décadas se han registrado avances en políticas públicas de género en la región, aún de manera fragmentaria. el avance de la igualdad no parece asegurado ni sigue una única trayectoria. El mismo envión feminista ha generado resistencias y un proceso que algunos llaman “malestar social” en el cual aquellos sectores (de más edad, mayoritariamente masculinos, rurales) que sienten que el avance de las mujeres equivale a perder sus privilegios. Las reivindicaciones de género se transforman así en puntos de fijación de nuevos clivajes políticos.
Si bien la politización y polarización de las cuestiones relacionadas con el género es un fenómeno global sin duda Sudamérica es unos de los focos mundiales en lo que tiene que ver con la erupción de demandas relacionadas con la, igualdad económica, derechos reproductivos y de libertad en la elección sexual de las mujeres. Los gobiernos no pueden aparecer como pasivos frente a las nuevas demandas y contrademandas. Lo notable es que, a diferencia de décadas pasadas, declararse simplemente antifeminista parece ser imposible. En este contexto, prácticamente todos los gobiernos nacionales sudamericanos del período de principios del siglo veintiuno impulsaron políticas y planes de igualdad de género que establecen compromisos en diferentes áreas de política. Sin embargo, estos planes muestran una variedad de encuadres y evidencian que ciertos contenidos propios del feminismo han sido reconfigurados en distintos sentidos.
Pareciera ser entonces a nivel de los gobiernos la discusión se da en términos de “estoy a favor del feminismo, pero…” Se genera una disputa por “apropiarse” de temas de género buscando reformular el término a voluntad, según los distintos signos ideológicos: “desde la izquierda o la derecha, existe un esfuerzo por reconfigurar o resignificar el concepto de ‘igualdad de género’ de acuerdo con las propias preferencias ideológicas.”
Populismo y género
Estas ambivalencias de los enfoques hacia la igualdad de género generan consecuencias inesperadas al nivel de políticas públicas. Como sostienen Meret y Siim: “el significado de igualdad de género, derechos de las mujeres y valores de la familia están en proceso de ser contestado dentro de los límites de los estados nación, así como también a nivel supranacional; están influenciados además por una variedad de contextos culturales, institucionales y de historia nacional”.
Todos los gobiernos, de derecha e izquierda, sostienen que desean avanzar en la igualdad de género … pero cada uno intenta definir ese concepto a su gusto. Gobiernos que se manifiestan como “de izquierda” pueden avanzar definiciones maternalizantes mientras que otros gobiernos pueden utilizar ciertos elementos del discurso feminista como justificación de acciones xenófobas.
¿Es posible un populismo de derecha feminista?
Paradójicamente, los gobiernos de derecha populista reclaman encarnar “el verdadero feminismo”. La relación entre gobiernos populistas y la agenda del género es ambigua. Por un lado, todos los gobiernos populistas desean aparecer como dando respuesta a las demandas de las mujeres; por el otro, el modelo de género populista contiene ideas contradictorias. “La concepción del género de los partidos populistas de derecha puede ser anti-feminista y pro-derechos de la mujer simultáneamente. Ellos reivindican ciertos derechos para las mujeres, pero no universalmente–sólo exclusivamente para mujeres ‘de su propia comunidad’, con lo que promueven una solidaridad exclusiva.” (Dingler, Lefkofridis y Marent, 2017, 352, t.p.) De esta manera, el discurso supuestamente de género puede ser usado para legitimar, por ejemplo, la Islamofobia. (Betz, 2017: 383)
Una ambigüedad similar se replica en los gobiernos populistas de izquierda. Los populismos sudamericanos de izquierda están por un lado imbuidos de una ideología maternalista que inviste a las mujeres de características morales virtuosas basadas en su rol de madre y le exige “abnegación de sí, sacrificio, amor y renuncia”, por el otro las imagina como agentes del desarrollo económico y como líderes de sus comunidades.” (Dingler, Lefkofridis y Marent. 2017: 350, t.p.)
En síntesis, el cruce entre género y populismo debe ser el centro de una agenda de investigación sobre igualdad social y política actual Debemos investigar si las políticas son “políticas para la mujer” y “políticas para la igualdad”, y si son verdaderamente universales o restringidas a sólo las mujeres “de la comunidad auténtica”. Estas discusiones distan de ser teóricas, sino que tienen impacto directo en la vida de las mujeres y los varones de la región.