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¿Sirve el clientelismo para movilizar a la ciudadanía en época electoral?

José Antonio Hernández Company

Escuela de Gobierno y Transformación Pública Tecnológico de Monterrey

En países con niveles relativamente altos de pobreza, los partidos políticos tienden a utilizar el clientelismo para movilizar a la ciudadanía en época electoral. Dentro del repertorio de regalos y dádivas que pueden utilizar los partidos como parte de sus estrategias clientelares, ¿cuáles de ellos motivarán más a una persona a salir a votar en época electoral? ¿Recibir una despensa (comida enlatada, granos, etc.)? ¿Recibir una tarjeta prepagada, como las que han utilizado varios partidos en elecciones recientes? ¿Recibir dinero en efectivo? En este texto trato de contestar estas preguntas examinando el comportamiento de los electores en el estado de Nuevo León durante las elecciones federales de 2018 (los datos utilizados para el análisis pueden consultarse aquí).

Clientelismo, programas políticos y movilización electoral

En época electoral los ciudadanos enfrentan dos dilemas importantes. El primero de ellos tiene que ver con salir a votar o no el día de la elección: ¿me conviene acudir a la casilla el domingo de la jornada electoral? El ciudadano bien podría quedarse en su casa y dedicar el tiempo que utilizaría para acudir a la casilla en otras actividades (ver aquí). Si la persona decide salir a votar, entonces, con la boleta en mano, enfrentará el segundo dilema: ¿a qué candidato debe escoger? Los ciudadanos deben obtener información sobre las distintas cualidades personales de los candidatos, su experiencia previa en cargos de gobierno y las propuestas que ofrecen. Se asume que es bastante costoso obtener toda esta información.

Los partidos políticos ayudan al ciudadano a resolver estos dos dilemas. Lo hacen, por lo general, por medio de dos estrategias que les permiten vincularse con el electorado: (1) el clientelismo y (2) el diseño de programas políticos/ideológicos atractivos (plataformas partidistas). ¿De qué tratan estas estrategias?

El clientelismo electoral puede describirse como un vínculo de corto plazo que establece un partido político con personas semanas o pocos meses antes de una elección. El vínculo consiste en ofrecer, por parte del partido, obsequios a estas personas (por ejemplo, materiales de construcción) a cambio de que salgan a votar el día de la jornada electoral y/o a cambio de su voto. La literatura sobre el tema señala que el clientelismo es común en distritos electorales donde habitan personas de escasos recursos (recibir un regalo clientelar puede incrementar significativamente el ingreso y bienestar de estas personas en los meses cercanos a la elección) y donde los partidos políticos tienen buenas estructuras organizativas que les permiten vigilar que los votantes potenciales cumplan con su parte del trato (por ejemplo, evitar que quien reciba una dádiva termine votando por un candidato rival). En un país como México, donde según datos del Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) más de 50 millones de personas viven en condiciones de pobreza, y donde muchos partidos tienen relativamente buenas estructuras organizativas a nivel local, es de esperar que el clientelismo electoral sea una práctica común en época de elecciones.

Los programas políticos/ideológicos de los partidos políticos, por su parte, consisten en una serie de propuestas de política pública que un partido se compromete a implementar en caso de llegar al poder. Por lo general, estas propuestas son de carácter universal: benefician (o afectan) a todas las personas por igual, así hayan votado o no el día de la elección. Los partidos Demócrata y Republicano en Estados Unidos son muestras de organizaciones partidistas que atraen al electorado con este tipo de estrategia electoral. Por ejemplo, se sabe, entre otras cosas, que los republicanos por lo general se oponen al aborto y están a favor de quitar impuestos (ver aquí) o que los demócratas están a favor de defender derechos de las minorías (ver acá). Las personas salen a votar motivadas por las coincidencias que encuentran entre sus preferencias personales y estos programas partidistas.

Es posible sacar algunas conclusiones la discusión anterior. Primero, personas que reciben una dádiva clientelar tienen una mayor propensión a salir a votar el día de la elección que aquellas personas que no reciben este tipo de regalos. La lógica detrás de esta idea es que las personas que reciben dádivas clientelares se sienten obligadas a salir a votar para cumplir su parte del trato con el partido político que les ha dado el regalo. Segundo, los programas políticos/ideológicos de los partidos pueden disminuir la participación electoral: el votante potencial, al observar que un partido propone una serie de políticas públicas que lo beneficiarán (o afectarán) independientemente de su decisión de salir a votar o no el día de la elección, preferirá quedarse en casa y evitar los costos de salir a la casilla.

Clientelismo y participación electoral en Nuevo León en 2018

¿Cuál fue la prevalencia del clientelismo en el estado de Nuevo León a un mes de la elección federal de 2018? La figura 1 presenta la proporción de personas que contestaron afirmativamente a alguna de las preguntas de la encuesta “Perfiles del Electorado Neoleonés 2018” relacionadas con esta actividad. En particular, se preguntó a los entrevistados si “¿Usted o un conocido han vivido alguna de las siguientes situaciones en una elección?” y, de las situaciones posibles, se encontraban las siguientes: (1) “se le ofreció un pago (dinero) por su voto”, (2) “se le ofreció una despensa por su voto” y (3) “le ofrecieron una tarjeta prepagada”. Igualmente, la encuesta incluye la situación siguiente: “se le ofreció una obra o prestación de servicio público por su voto”. Cabe hacer notar que al no referirse a un regalo que sólo beneficia a quien la recibe, la situación anterior puede ser considerada indicador de que el partido en cuestión está ofreciendo al entrevistado un programa político que incluye la provisión de bienes/servicios públicos (alumbrado, drenaje, etc.). La figura  muestra que alrededor de un cuarto de los entrevistados comenta haber observado a alguien recibir alguna dádiva clientelar o el ofrecimiento de obra/servicio público. La tasa de respuesta es menor cuando la pregunta se refiere a uno mismo: “yo recibí, personalmente, dinero (o tarjeta prepagada o despensa u obra/servicio público)”. Menos de 12% de la muestra comenta recibir personalmente dádivas clientelares u obra/servicio público.

Recibir despensas aumenta la probabilidad de salir a votar el día de la elección en aproximadamente 9% Ninguno de los otros regalos clientelares (dinero y tarjetas prepagadas), ni recibir ofrecimiento de obra/servicio público personalmente, parece tener efecto.

Figura 1: Prevalencia de clientelismo en Nuevo León en 2018

¿Tienen una mayor propensión a salir a votar las personas que comentan haber recibido alguna dádiva clientelar frente a aquellas que indican no haber recibido este tipo de regalos? La figura 2 da respuesta a esta pregunta. La figura muestra cuánta más probabilidad de salir a votar (en inglés, “causal risk difference”) tiene alguien que recibe alguna dádiva clientelar u obra/servicio público versus alguien que en la encuesta comenta no haber recibido ninguno de estos ofrecimientos por parte de los partidos políticos. Si un buen número de barras azules de los histogramas tocan el 0 es posible concluir que no hay diferencias sustanciales en la probabilidad de salir a votar entre aquellos que reciben regalos clientelares y aquellos que no los recibieron. Así, la figura 2 muestra que recibir despensas aumenta la probabilidad de salir a votar el día de la elección en aproximadamente 9% (el promedio de las barras azules en esta categoría). Ninguno de los otros regalos clientelares (dinero y tarjetas prepagadas), ni recibir ofrecimiento de obra/servicio público personalmente, parece tener efecto sobre la probabilidad de salir a votar el día de la elección.

Figura 2: Efectos de recibir dádivas clientelares personalmente

Ahora bien, ¿cuál es el efecto sobre la probabilidad de salir a votar durante la jornada electoral el ver a alguien (por ejemplo, a un vecino) recibir un regalo clientelar o recibir ofrecimiento de obra/servicio público? La figura 3 da respuesta a esta pregunta. Ver a alguien recibir dádivas clientelares no tiene efecto alguno sobre la probabilidad de salir a votar. Sin embargo, curiosamente, ver a algún conocido recibir promesas de obra/servicio público disminuye la probabilidad personal de salir a votar en aproximadamente 11% (el promedio de las barras azules en esa categoría). ¿Por qué sucede esto? La respuesta más sencilla podría ser esta: como la obra/servicio público va a beneficiar a todos los que viven en la zona, ¿qué caso tiene salir a votar?

Figura 3: Efectos de observar a conocido recibir dádivas clientelares

¿Movilización electoral con despensas?

Tal vez el uso de tarjetas o dinero en efectivo es limitado ante los riesgos de imagen y reputación que conllevan. Las despensas, en contraste, pueden ser vistas entre algunos sectores de la población como ayuda a los más necesitados y, sobre todo, pueden entrar en distintos rubros difíciles de categorizar como “gastos irregulares” por parte de las autoridades electorales

Para concluir, cabría preguntarse por qué sólo las despensas –y no el dinero en efectivo o tarjetas prepagadas– parecen aumentar la probabilidad de que quien las recibe salga a votar el día de las elecciones. El dinero o las tarjetas pueden ser fácilmente fiscalizables; pueden, incluso, generar escándalos entre grupos de la población preocupados por el uso de los recursos públicos. Por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral (INE) multó a varios partidos en 2018 por haber hecho uso de tarjetas prepagadas para pagar los servicios de activistas durante el proceso electoral de 2012. Noticias de este tipo, a meses de una elección importante (como la elección presidencial de 2018), pueden ser bastante costosas –en términos de imagen– para partidos que utilicen dádivas clientelares de este tipo. Así, tal vez no significa que el dinero en efectivo o las tarjetas no sirvan para movilizar al electorado sino que su uso, por parte de partidos políticos, es limitado ante los riesgos de imagen y reputación que conllevan. Las despensas, en contraste, pueden ser vistas entre algunos sectores de la población como ayuda a los más necesitados y, sobre todo, pueden entrar en distintos rubros difíciles de categorizar como “gastos irregulares” por parte de las autoridades electorales (aquí un ejemplo).

 

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