En el presente artículo se analizan nuevas formas de hacer política en el mundo digital. Frente a la crisis de representación política, colectivos de participación, movimientos sociales y ONGs toman la posta para dar respuestas a las mayores y diversas demandas de importantes sectores de la ciudadanía. En la actualidad, las personas no se comprometen con grandes proyectos, sino con causas puntuales. Desde el activismo digital en redes sociales y la militancia en las calles, el feminismo ha alcanzado protagonismo en la agenda pública logrando instalar temas en la agenda política con campañas como #NiUnaMenos, #AbortoLegalYa y #MiraComoNosPonemos. A meses de la próxima campaña electoral, las consignas de género se tornarán de gran importancia en la agenda electoral de la campaña presidencial.
La política digital del Siglo XXI
Mucho se ha teorizado sobre la crisis política que agobia a la ciudadanía, no solo en América Latina, sino a nivel global: el desempeño de los partidos políticos, las dificultades de construcción de reputación de sus dirigentes, los cuestionamientos a los gobiernos e incluso, la democracia misma. De acuerdo con Juan Carlos Torre, esto no se trata de un fenómeno de desafección política sino de una crisis de la representación partidaria, que expresa la distancia entre lo que el sistema político y las mayores y diversas demandas de importantes sectores de la ciudadanía. Lo que movilizan son las causas, sostiene Bauman[1]. La caída de los grandes relatos sobre los que giraba la política dejó una sociedad fragmentada.
Las personas ya no se comprometen con grandes proyectos e ideales, sino con causas puntuales. Ernesto Calvo y Natalia Aruguete sostienen que ya no hay una sola opinión pública en el sentido que le dio Walter Lippman, sino “varias opiniones públicas” que construyen y deconstruyen sus identidades en torno a su propia agenda. En este marco, los colectivos de participación, las ONGs o movimientos sociales toman la posta para dar respuestas a las demandas en sustitución de los partidos políticos.
El feminismo encuentra en esta forma de activismo un canal de participación transversal, impulsando demandas que pueden trascender la identificación con una expresión político-partidaria. Y, aunque a lo largo de la historia, las feministas han logrado numerosas e importantes conquistas a través de la participación política, esas antiguas formas de contribución se vuelven más amplias y flexibles con el uso de los medios digitales. La sociedad contemporánea está superando estas formas de representación de lo femenino y la mujer, y encuentra en el “ciberfeminismo” (Haraway) la herramienta para trascender los límites impuestos.
¿Qué es el ciberfeminismo?
Habitualmente se comete el error de entender al ciberfeminismo como un “tema de mujeres”, incluso, algunos medios de comunicación de masas aún publican notas sobre feminismos o perspectiva de género en la “sección modas”. También se lo suele confundir con la creación de algunas páginas web con información institucional y de ayuda para las mujeres, con la creación de grupos de WhatsApp u otras Apps colaborativas. “Eso no es ciberfeminismo” dicen Almudena García Manso y Artenira Silva e Silva (2017): “ahí no hay acción, sólo información, ahí ni siquiera hay ruptura, sólo un género: el femenino” (p. 278). El ciberfeminismo, como el feminismo en el mundo off line, supone ruptura, disputa, acción insurgente, en busca de estrategias discursivas que interpelen a la agenda pública y penetren el discurso político en un claro intento de deconstruir el concepto de lo que implica ser mujer y la lucha por la emancipación y la igualdad.
La participación política del siglo XX no se concebía sino a través de un partido político, cuya estructura verticalista se esforzaba por formar dirigentes con alto grado de cohesión ideológica. Actualmente, muchos militantes pasan a ser activistas que promueven causas e ideas tanto en las calles como en el mundo virtual. La comunicación se vuelve horizontal, el papel del militante ya no es difundir, sino escuchar y conversar. Es una nueva forma de participación política.
Del #NiUnaMenos al #AbortoLegalYa y de allí al #MiraComoNosPonemos
En Argentina, el 3 de junio de 2015, una colectiva de mujeres, integrada inicialmente por periodistas, organizó la primera marcha de #NiUnaMenos, en reclamo contra la violencia hacia las mujeres y la cantidad de femicidios que ocurren a diario en el país: en Argentina el año 2017 hubo 295 femicidios y en los primeros 10 meses del año 2018 se registraron 255, según el Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano coordinado por la Asociación Civil La Casa del Encuentro, esto se traduce a un femicidio cada 32hs. El movimiento dio la vuelta al mundo a través de las redes sociales. A raíz de ello, se revitalizaron muchas de las causas feministas en el país.
A principios del 2018, el debate y reclamo por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito llegó con fuerza a la agenda mediática y fue difundido fuertemente en las redes (#AbortoLegalYa), tomando un impulso jamás alcanzado en los años anteriores de trayectoria y evidenciando la capacidad de agencia de las jóvenes argentinas que tomaron la calle. El #8M, la movilización en la red y en las calles fue multitudinaria pero también inesperada para el statu quo político y mediático argentino. En diciembre de 2018, la actriz Thelma Fardín denunció haber sido abusada cuando tenía 16 años por un actor mayor de edad y con ese acto activó el #MiraComoNosPonemos, que estuvo generando discusión mediática y social durante todo el fin de año.
A nivel latinoamericano, Argentina se presenta como un país de vanguardia en la movilización feminista. Algunas de las experiencias importantes a nivel continental fueron la Marcha de Mujeres (Woman’s March) del 20 de enero del 2017 en Estados Unidos y el Paro de Mujeres del 19 de octubre del 2017 en Argentina, que llevaron a la organización del Primer y Segundo Paro Internacional de Mujeres (International Women’s Strike) del 2017 y 2018 respectivamente. Las movilizaciones se multiplicaron en muchas ciudades del mundo, en más de 50 países en la primera ocasión y más de 70 en la segunda, organizadas por numerosos y variadas colectivas feministas que tendieron lazos y se articularon. La convocatoria se aglutinó en torno los hashtag #WeStrike y #NosotrasParamos.
El volumen que adquirió la conversación en las redes sociales sobre estas temáticas fue inaudito. Según un estudio de Luciano Galup, la cantidad de tuits generados durante 2018 en Argentina por hashtags relacionados con estas temáticas fue de un alto e inusual impacto en las redes:
Gráfica 1. Tráfico en los hashtag
El ciberfeminismo se manifiesta en estas conversaciones en redes y puede ser analizado a través de las siguientes dimensiones: a) como estrategia discursiva; b) desde el uso de las TICs como instrumentos solidarios, colaborativos y concientizadores; y c) desde la noción de la participación política, porque transforma la manera en que las mujeres expresan sus demandas. Estas tres dimensiones, además atraviesan las agendas pública, mediática y política, conformando una matriz de análisis que permite ver cómo el ciberfeminismo y el feminismo se entrelazan y retroalimentan para impulsar propuestas, dentro y fuera de la red, como es el caso de #MiraComoNosPonemos.
A partir de sondeos que realizamos en el último año sobre diferentes temáticas vinculadas al género (paridad en las candidaturas, educación sexual integral, interrupción legal del embarazo, entre otras), hemos medido el impacto de éstas en la opinión pública y en la agenda política. El estudio para medir el impacto de #MiraComoNosPonemos sobre la opinión pública argentina se realizó en el mes de diciembre de 2018 con 3150 casos en todo el país con distribución proporcional por provincia, utilizando una técnica de recolección en línea, a una población igual o mayor a 16 años, por cuotas de sexo. Los datos evidenciaron que la mayor cantidad de participantes en ese debate lo hizo por Facebook (77,5%), un 7.9% en Twitter y un 7.3% en Instagram (siendo estos porcentajes consistentes con la participación en el mercado argentino de estas redes).
Gráfica 2. “¿A través de qué red social participaste de #MiraComoNosPonemos?”
Fuente: elaboración propia
Gráfica 3. “¿Cómo participaste en las redes respecto a #MiraComoNosPonemos?”
Fuente: elaboración propia
Muchos de los encuestados comentaron publicaciones, un porcentaje importante comprometió su opinión (publicó contenido propio) y la gran mayoría (57,9%) comentó contenido de otros; sobre todo de medios de comunicación de masas generalistas. En el estudio participaron 11% más de mujeres que varones. Ese índice de participación no se da, en general, para otros temas sobre los que se han consultado a la opinión pública argentina donde suelen participar más varones que mujeres.
Gráfica 4. Cantidad de personas que participaron en el estudio disgregado por sexo
Fuente: elaboración propia
De la agenda pública a la agenda política
Las redes sociales tienen cada vez mayor importancia a la hora de poner temas en agenda. La agenda pública por sí misma está “empujando” a la agenda política, casi sin intervención de la agenda mediática (la cual tradicionalmente siempre tuvo un diálogo más cercano con la agenda política). Esto ocurre cuando la agenda pública se forma políticamente y así logra confrontar con la agenda mediática. En palabras de Natalia Aruguete, en la medida en que tenga espacios de reflexión para discutir una agenda alternativa.
Entonces, ¿cómo se logra instalar un tema? A través de la agenda setting (Aruguete) se transfiere relevancia de una agenda a otra, la instalación de un tema da cuenta de una disputa de intereses entre las distintas fuerzas que operan. Lo que importa es qué definición del tema se logra instalar, lo cual depende a su vez del encuadre (framing) que se instale en el proceso comunicacional donde se puede apreciar cuál es la percepción dominante de la realidad.
El movimiento feminista argentino ha decidido tomar partido e influir políticamente. La estrategia discursiva utilizada dentro y fuera de las redes ha sido instalar las demandas de género en la agenda política. Se observa cómo opera el establecimiento de agenda pública cuando logra transferir la relevancia de éstas directamente hacia la agenda política, independientemente si son tomadas o no por la agenda mediática.
La política ya no es lo que era
Hoy las mujeres, en la búsqueda de mayor protagonismo y visibilidad, buscan expresarse y conectarse con otras a través de las redes sociales. Una conexión que no se hace solo con la difusión de contenidos, sino a través de procesos de escucha, que permiten identificar las preocupaciones e inquietudes de unas y otras y que generan redes de sororidad digital. La red es un espacio de encuentro, de comprensión, de sostenimiento y de lucha mutua.
La política, que siempre busca atajos para intentar controlar la agenda pública, necesita cambiar la forma de comunicarse. Son los algoritmos los que controlan lo que ven las audiencias de acuerdo a sus preferencias[2]. Así, las audiencias consumen los contenidos que les resultan interesantes o logran comprometerlos en sus causas. Los procesos de formación de la opinión pública han cambiado, trasladándose en gran parte desde las tapas de los diarios a los canales digitales. En estos nuevos procesos de formación de la opinión pública, las demandas y consignas motorizadas por el feminismo ocupan un lugar de protagonismo al que la política debe prestar atención.
Gráfica 5. “¿Qué piensa sobre la igualdad de género?”
Fuente: elaboración propia
En los estudios que realizamos, los temas de la agenda de género alcanzan niveles considerables de aceptación social y representan un punto importante en la agenda política y electoral, incluso en los segmentos que más se oponen a los mismos. La mayoría de la población argentina cree que la igualdad de género es necesaria y un 43,5% del electorado afirma que las temáticas de igualdad de género serán importantes a la hora de determinar su voto en la próxima campaña presidencial. Este dato muestra cómo estos debates han penetrado en la sociedad.
Gráfica 6. “¿En qué medida los temas de igualdad de género son importantes para definir su voto?”
Fuente: elaboración propia
En Argentina se aproxima un año con una agenda electoral cargada en donde la legalización del aborto, junto a las otras consignas que el feminismo viene impulsando, se verán envueltas en los debates electorales. Aquellos actores políticos que no sepan procesar esas demandas y no tomen postura, probablemente pierdan potencia electoral porque quedarán fuera de una discusión del espacio público que crece cada vez más. La experiencia muestra la importancia de generar redes off y on line para aglutinar y potenciar las demandas y así conseguir más alcance y efectividad sobre la opinión pública. Los actores políticos que actualmente controlan la agenda pública deberán asumir el desafío de adaptarse a esta nueva época, o correr el riesgo de ser reemplazados por nuevos actores, que desde afuera o desde adentro de la política logren encarnar mejor las nuevas demandas de la sociedad.
[1] Bauman, Z. (2007). “Tiempos líquidos: vivir en una época de incertidumbre”. Barcelona: Tusquets Editores.
[2] Pariser, E. (2017). El filtro burbuja: Cómo la web decide lo que leemos y lo que pensamos. España: Taurus.